Mi historia

No empezaré por el principio del todo, porque esto sería eterno, pero te hago un resumen. He sido un niño muy normal, nada que destacar. Me ha gustado siempre el deporte y he practicado muchos. Sacaba notas muy justas, para aprobar y poco más. No he sido el niño popular, ni mucho menos. No te contaré la historia de que tenía problemas en casa, ni de que era pobre, porque no es cierto. No he tenido una vida difícil, así que ese discurso de superación no lo tengo. Siempre he tenido una parte emprendedora dentro de mí, aunque no lo detecté hasta bastante más tarde. A los 15 años, con un amigo, en el bachillerato, creamos una marca de ropa, pero no teníamos ni idea de vender, así que vendimos poco. No perdimos dinero, pero no ganamos casi nada. Esa fue mi primera cosa diferente. Aunque a partir de ese momento, se puso de moda eso de crear marcas de ropas con logos en las sudaderas. Entre los 15 y los 18, no emprendí nada, pero sí que trabajé mucho en diferentes cosas. Entre ellas, gestionando Airbnbs donde me sacaba mucha pasta cada mes (mucha pasta para un niño). Era muy ahorrador, y a los 18 años ya había acumulado más de 15.000€, que se dice pronto. Ahorrar esta cantidad de dinero es algo difícil para muchos jóvenes, pero si vives en casa de tus padres, te pagan todo, e ingresas 500€/mes (6.000€/año), en tres años puedes tener 18.000€ si no gastas ni un duro. Ese era mi caso, pero sí que gasté un poco, obviamente. Total que con casi 19 y todo ese dinero ahorrado, surgió una oportunidad de inversión inmobiliaria con un familiar, que podría ser mi mentor e invertimos todo mi dinero para un inmueble (con hipoteca). Unos años más tarde, con esa inversión ya funcionando, intenté crear:

Todo esto, lo hice mientras estaba estudiando y trabajando, entre los 19 y los 24. Sí, estudiando, trabajando y emprendiendo. Estudiando ADE, trabajando en cosas como dependiente en tienda de ropa, barista en cafetería ($SBUX), gestión de Airbnb, etc. Después, de prácticas en una start-up, y más adelante en dos agencias de marketing donde aprendí mucho de marketing y ventas. Y hacía deporte, tenía novia y de vez en cuando salía de fiesta. Cuando te gusta lo que haces, encuentras tiempo para todo. Era alguien que no me conformaba y que quería crear cosas. Como dice José Elías, alguien que tenía la picadura de la víbora. En fin, los años iban pasando y yo seguía estudiando, trabajando, ahorrando y probando cosas. Todo lo que no era estudiar, me gustaba, así que lo dejaba para lo último. Cuando estaba en Erasmus, como tenía mucho tiempo, me pilló por las finanzas personales y la inversión. Lo explico en detalle en uno de los emails de bienvenida de la newsletter. Si no estás suscrito, puedes hacerlo ahora:

Desde ese momento me obsesioné hasta no más poder y devoré todos los libros, vídeos de YouTube, blogs y podcasts que te puedes imaginar. Terminé sabiendo mucho, pero sin aplicar. Hasta que realmente entré en Twitter (ahora X) a aprender y compartir y la gente que ya invertía me motivó a hacerlo finalmente. Empecé de muy joven con inmueble, pasaron unos años y me metí en cripto, luego fondos indexados, luego acciones y ahora, un pack de todo eso más algunas cosas extras como crowdfunding. Podía invertir mucho dinero, porque tenía mogollón ahorrado, y ahorraba un 60% o un poco más de mi sueldo todos los meses, viviendo en pareja en Barcelona. Sí, siempre he tenido buenos ingresos y sobre todo, una buena tasa de ahorro. Y a los 26 el inmueble ya estaba pagado (amorticé mucha hipoteca), así que ya recibía unas rentas pasivas de unos 400€/mes. Total. Que después de años ahorrando e invirtiendo y 1 año y medio de mi último proyecto personal “Invierte Joven”, decidí dar el paso y dejar el trabajo que tenía en ese momento, el que me ocupaba el 70% de mi tiempo y que me daba suficiente para vivir y ahorrar, para ir a por una mejor vida. Dejé el piso, la nómina y el entorno, para irme con mi pareja a recorrer el sudeste asiático con una mochila y un portátil para trabajar. Durante años... Renuncié a mucho, para poder llegar a más. Renuncié a caprichos y gastos que para otros eran normales. Renuncié a muchos planes por estar trabajando. Renuncié a gastar todo lo que ingresaba. Eso me permitió:

Realmente no fue difícil. Todo lo que durante un tiempo renuncié lo hacía por un objetivo más grande, por una ambición, por algo que quería sí o sí. Depende de cuando estés leyendo esto, estaré en un lugar u otro. Lo que es seguro es que estaré con mi mochila, viajando por el sudeste asiático. Lo más probable es que me pilles en Tailandia o Indonesia, mis dos países favoritos. Estoy aquí, contándote esto, gracias a diferentes decisiones que he tomado durante mi vida, sobretodo los últimos años.  Ya te he contado mi currículum un poco, así que vamos por las decisiones: La primera de todas, no conformarme con lo que tenía.  En mi último trabajo estaba cómodo. Trabajaba mucho, eso sí, pero ganaba más que mis amigos y ahorraba mucho. Era exitoso a ojos de la sociedad, podríamos decir.  ¿El problema? Yo no me veía con éxito. Me veía “bien”, “decente”, “cómodo con mi situación”. Y ese era el problema. La comodidad me había comido por dentro y paralizado.  Llegó un día en el que decidí que no quería seguir con mi vida actual.  No quería tener que trabajar hasta los 67 a esa velocidad. Me quedaría sin pelo en 2 años a ese paso… Ahora tampoco me sobra, que digamos. Decidí, por todos los medios, que quería liberarme de todo eso.  Sí, sabía que la “libertad financiera” era posible porque conozco a gente que la tiene.  Así que tuve que investigar durante mucho tiempo (cuando estaba de Erasmus), y es donde descubrí que las dos claves eran: tener un negocio exitoso e invertir los ingresos para generar rentas pasivas.  Sí, lo sé, no es nada del otro mundo, pero en aquel momento sí que lo era.  Así que me puse manos a la obra.  Empecé a invertir en criptos y empecé un blog. Doble fallo. Fail total.  Bueno, aún poseo esos Bitcoins que compré, así que eso tampoco ha ido mal.  Estuve mucho tiempo probando y fracasando.   ¿Y lo peor de todo? Sabía que había otro camino en la vida, y estaba frustrado por seguir en la carrera de la rata, día a día. Creo que casi es peor saber que hay otra forma de vivir, porque te frustras. Si no la conoces, vives “normal” porque crees que es la única forma de vivir.  La segunda decisión que me gustaría remarcar es la de no parar, seguir intentándolo aun fracasando. Después de un tiempo de frustración, de probar e intentar, y de invertir, conseguí algunos resultados.  Lo que ves ahora son los frutos de ese esfuerzo y ese "no conformarse" por la vida que se me había dado.  La tercera decisión, y creo que de las más importantes que tomé, es invertir en mis conocimientos y habilidades, en aumentar mi valor como persona.  Con libros, podcasts y formaciones en internet. Sin eso, nada de lo que hago y soy ahora sería posible, así de claro.  Como te he comentado, estuve trabajando 9h/día en la agencia de marketing, y a la vez trabajando en mi emprendimiento 1 o 2 horas todas las noches entre semana y todas las tardes de los fines de semana.  Eso lo hice porque decidí que no quería seguir dependiendo de un sueldo limitado y quería ser dueño de mi tiempo y decisiones. Se dice pronto, pero tuve bastante poca vida estos años.  Pero no me arrepiento. Porque gracias a eso, tengo lo que ahora tengo.  Ahora mismo, como te decía al principio, no sé exactamente donde estaré, pero lo que sí sé es que estaré viviendo la vida que me he creado, no la que me han dado.  Aunque te parezca muy Mr. Wonderful... Muchos de los que lean esto saldrán ahora mismo de la web, si aún no lo han hecho, por vendehumos, pero bueno, ya cuento con eso.  Solo se quedarán aquí los que hayan entendido el mensaje y la lección de hoy:  Toma decisiones, haz cosas y lucha por lo que quieres.  Si quieres saber más de mí, aquí tienes un podcast que grabé hablando de mi vida actual y mi recorrido hasta hoy en día. Ahora me entiendes mejor, sabes un poco más quién soy y qué he hecho, así que me toca decirte una última cosa.  Suscríbete a mi newsletter semanal para aprender a mejorar tu situación financiera y, potencialmente, tu vida.

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